La gente cree que me conoce, mis amigos creen que me conocen, mi familia cree que me conoce, pero no saben nada de mí.
No saben que aunque me haga la fuerte, me derrumbo por dentro. No saben que si me enamoro mi vida cobra sentido. No entienden que me quiera alejar de ellos poniéndome música al máximo volumen, solo por que eso me ayuda a no pensar y alejarme de mis problemas.
Me había enamorado. En tan solo unos días me habían robado el corazón. Era feliz. Por primera vez en mi vida sentía que estaba haciendo lo correcto. Y que él era el correcto.
Pero justo en esos momentos en los que crees que todo va bien...algo falla, un fino cristal invisible se quiebra. Y por la noche lloro y me adentro en mi mundo, un mundo donde lo único que se escucha es música sonando, tranquilizándome, diciendo que todo irá bien. Pero luego vuelvo a la realidad y lo único que queda es la oscuridad de mi habitación y un vacío el cual creía que había llenado.
No hay peor forma de destrozar a una persona que decirle te quiero y no demostrarlo.
Dicen que todo lo bueno se acaba, que el amor no dura para siempre, pero no advierten de los efectos secundarios. No hay instrucciones que te digan que hacer. No hay cura para un corazón roto. No hay celo lo suficiente bueno como para unir las piezas.
Y lo peor es cuando la que crees que es tu punto de apoyo, la que se dice que siempre estará ahí para ayudarte en lo que sea, en mi caso mi madre, es la que te culpa de tener el corazón destrozado.
Estar condenada al fracaso emocional es una tortura, pero no hay peor que la de no ser comprendida por los que te rodean.
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